Ya hemos tenido ocasión de señalar que el concepto de
"persona", es decir, de ser con dignidad, para el que existe la
obligación moral de respetarlo como un fin en sí mismo,
no coincide exactamente con el de "ser humano". Nadie pondrá en
duda que Hitler era humano al cien por cien, como un análisis de
su código genético habría demostrado
irrefutablemente, lo cual no lo convierte en persona en absoluto, y no
es obstáculo para que cualquiera que hubiera estado en
disposición de pegarle un tiro y lo hubiera hecho, habría
merecido, no sólo la aprobación, sino también el
agradecimiento de cualquier persona.
Con respecto a estos seres humanos se plantean dos problemas
éticos y un sinfín de problemas técnicos.